Y cómo negar que el vacío en el alma
es más que un simple cráter en el planeta de mi corazón,
ése que tú creaste con un adiós,
ése que no desaparece con ningún caparazón...
aquél que devora mi interior
recordando ese último suspiro de nuestra pasión,
esa sensación que nunca volverá,
aquélla que nos hizo tan felices
pero luego me derrumbó;
esa espera interminable por escuchar tu voz,
ese mortal silencio que llegó;
la eterna agonía por querer sentir tu mirada de amor
y sólo ver un horizonte desierto,
despertando en una estepa solitaria,
encontrando ese reflejo de mi esencia licantrópica,
entregándome de esa manera a mi eterna amante,
la que no me abandona y siempre me cobija
con sus brazos invisibles y besos hirientes
la única que puedo amar ...mi soledad.
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